Justo al leer una noticia sobre una eventual reforma de la legislación mercantil venezolana, nos enteramos de la muerte del profesor Alfredo Morles Hernández.

El profesor Morles Hernández fue el gran mercantilista venezolano de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI. Fue la autoridad profesoral y doctrinal indiscutible en esta materia, con una obra simplemente incomparable en el Derecho Mercantil, sólo semejable a lo que ha sido el profesor Allan R. Brewer-Carías para el Derecho Constitucional y Administrativo, el profesor Rafael Caldera para el Derecho del Trabajo, el profesor Arístides Rengel-Romberg para el Derecho Procesal, el profesor Rogelio Pérez Perdomo para la Historia del Derecho o el profesor Alberto Arteaga Sánchez para el Derecho Penal.

Nació en Valera, estado Trujillo en 1927. Recibió el título de Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Central de Venezuela (1951), y luego realizó una Maestría en Leyes en la Southern Methodist University en Dallas, Texas, en Estados Unidos (1959). Cursó estudios de Economía en el Institut des Sciences Politiques de la Universidad de París (1959-1960).

Profesor por muchos años de Derecho Mercantil en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andés Bello, Facultad de la que fue Decano (1975-1980), período en el que creó el Centro de Investigaciones Jurídicas que aun funciona en esa Universidad. Profesor de postgrado en la Universidad de Miami, en la Universidad Católica Andrés Bello y en la Universidad Central de Venezuela.

Fue electo Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales en 1989, de la que fue su presidente en el período 2005-2007. Su discurso de incorporación se tituló: “Perfiles del Derecho Mercantil”.

Fue designado como Presidente Honorífico de la Sociedad Venezolana de Derecho Mercantil, al momento de su creación en 2017, como un reconocimiento nacional a su indiscutible influencia y autoridad en el Derecho Mercantil venezolano.

Fue homenajeado por numerosos autores nacionales y extranjeros en el Libro homenaje al profesor Alfredo Morles Hernández, de seis tomos, editado por cuatro Universidades y la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Varias jornadas académicas tuvieron lugar bajo su nombre en distintas oportunidades.

Como autor, Morles Hernández fue muy prolífico. Autor del célebre Curso de Derecho Mercantil, de varios tomos, por el que se han formado generaciones y generaciones de abogados venezolanos desde 1986. El Curso es una obra maestra de sistematización de toda la materia mercantil, que fue aumentando en volúmenes hasta hace pocos años, y que incluye la revisión y asimilación de toda la doctrina extranjera y venezolana de interés para explicar nuestro Derecho Mercantil. En paralelo, el profesor Morles escribió otros libros claves para el estudio del Derecho Mercantil venezolano, como Régimen legal de las crisis bancarias, Régimen legal del mercado de capitales y Oferta pública de adquisición (OPA).

Además, Morles fue siempre un asiduo colaborador en libros homenajes y revistas científicas en la literatura jurídica venezolana, y en el extranjero.

En los últimos años, Morles dedicó parte importante de su vida intelectual a la historia del Derecho Mercantil. Por ejemplo, en el N° 1 de la Revista Venezolana de Derecho Mercantil, que edita la Sociedad Venezolana de Derecho Mercantil se publicó un ensayo de su autoría titulado “La presencia del derecho mercantil en la universidad venezolana”.

De esos intereses surgió el libro Historia del Derecho Mercantil venezolano, producto de un “accidente”, que muestra la capacidad de trabajo del maestro Morles.

Desde la Universidad Monteávila, el Decano Eugenio Hernández-Bretón y yo, entonces Director de la Escuela de Derecho, le pedimos un ensayo sobre el pensamiento jurídico en el Derecho Mercantil venezolano en los siglos XX y XXI. El profesor Morles se “confundió” y arrancó su estudio en el siglo XVI. Cuando terminó el texto, volvió a revisar la carta que le habíamos escrito al invitarlo, para asegurarse de haber cumplido con los criterios editoriales. En ese momento, luego de haber escrito un texto de casi doscientas páginas, se percató de que en vez de comenzar su estudio histórico en el siglo XX, comenzó en el siglo XVI. Un día nos vimos en la “terraza”, junto al auditorio de la Universidad Monteávila, luego de un evento académico, y me planteó el “problema”. Nos dio mucha gracia lo sucedido, pero él me confesó que se entretuvo mucho escribiendo el texto. Acordamos que ese texto se publicaría como un libro autónomo, y que tomaría la parte de los siglos XX y XXI para el libro colectivo que entonces coordinábamos el profesor Hernández-Bretón y yo, libro colectivo que esperamos salga publicado luego de otros varios accidentes el año que viene. Ese fue el origen de su libro Historia del Derecho Mercantil venezolano, editado por la Universidad Monteávila y la Universidad Católica Andrés Bello, con prólogo del profesor Hernández-Bretón.

Como consecuencia de su enorme autoridad científica y profesional, fue sido miembro y Presidente de la Comisión de Reforma del Código de Comercio. Coautor del Anteproyecto de Ley General de Títulos Valores presentado al Congreso de la República por el Ministro de Justicia en 1984. Coautor del Anteproyecto de Ley General de Sociedades Mercantiles presentado al Ministro de Justicia en 1988, y coautor del Anteproyecto de Decreto Ley de Registro Público y del Notariado 2001.

En los tomos del Curso de Derecho Mercantil hay referencias constantes a cómo pensaba el profesor Morles que debía reformarse la legislación mercantil venezolana, y recogía las propuestas que se habían formulado en los proyectos de reforma en los que él había trabajado. Esos materiales deben ser la base del trabajo de cualquier reforma que se realice de nuestra legislación mercantil.

Por supuesto, también debido a su autoridad científica y profesional, era natural que el profesor Morles fuera Presidente de la Bolsa de Valores de Caracas entre 1980 y 1987.

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Del profesor Morles impresionaba mucho la conjunción de su rigurosidad intelectual y sabiduría con su sencillez y amabilidad en el trato. Era afable, cariñoso y recordaba el nombre y rostro de las personas, se notaba, porque se interesaba en ellas.

Nos ha dejado un gigante del pensamiento jurídico, y un modelo de venezolano.