La Casa de América sirvió de escenario para el foro El populismo constitucional, con motivo de la presentación del libro Allan Brewer-Carías. Una vida, escrito por Sergio Dahbar. El evento se realizó el 26 de noviembre de 2019, en el Salón Simón Bolívar, antiguo salón principal del madrileño Palacio de Linares.

Moderado por el periodista, escritor y editor Sergio Dahbar, el evento contó con las intervenciones de los profesores Luis López-Guerra –quien ha sido magistrado del Tribunal Constitucional español y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos– y Allan Brewer-Carías, el más importante constitucionalista de Venezuela y actualmente exiliado en Nueva York. Entre los asistentes al evento, se hizo notar la presencia de los profesores Luciano Parejo Alfonso y Jesús Eduardo Troconis Heredia.

La actualidad del foro fue puesta de manifiesto por Dahbar ante la ola de protestas que conmueven América Latina y la propuesta de convocar una asamblea constituyente, por ejemplo en Chile, como solución al descontento social. En este sentido, refirió la tendencia a pretender resolver las tensiones mediante modificaciones constitucionales con las cuales, además, los gobernantes se perpetúan en el poder.

Al respecto, Luis López-Guerra opinó que no es nuevo recurrir a constituyentes cuando se desgastan los órganos representativos del Estado: Deus ex machina. La frecuente propuesta de una mayor participación a través de métodos de democracia directa, puede ser aconsejable para solucionar problemas locales, pero peligrosa cuando se pretende introducir en la elección de órganos jurisdiccionales, como ocurre en las Constituciones de Bolivia o Ecuador. El profesor López-Guerra, antes de cambios constitucionales, aboga por una profundización de los textos existentes.

Por su parte, Allan Brewer-Carías señaló que las constituciones no son culpables de lo que ocurre en la política de nuestros países. Independientemente de lo que se señale en los textos fundamentales, no hay democracia sin pactos entre las distintas fuerzas políticas que hacen vida en un país. Fue el caso del Pacto de Punto Fijo en Venezuela o los Pactos de la Moncloa en España.

Brewer-Carías recordó que en Venezuela, un país con una larga tradición autoritaria, personajes como Rómulo Betancourt “nos impusieron” la democracia; pero con el tiempo, los partidos políticos olvidaron renovar el pacto subyacente a la Constitución de 1961, pretendiendo imponerse hegemónicamente y debilitando la democracia de tal modo, que la misma sucumbió ante el asalto del poder por parte de Hugo Chávez.

En su opinión, la primera “víctima” de los populismos es la Constitución. En este sentido, fue enfático al señalar que en 1998 Chávez hizo campaña electoral con el único ofrecimiento de refundar la República cambiando la Constitución de 1961; además, con el propósito de controlar numéricamente la Asamblea Constituyente y aprobar la Constitución de 1999 –derivada de la de 1961– para incumplirla aun antes de su publicación.

En la práctica, esta Constitución ha sido “la gran mentira”: el contrario comenzó a tratarse como un enemigo que debe ser eliminado –sin posibilidad de pactos y, por ende, de democracia–; la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia se transformó en el instrumento excelso del autoritarismo, al punto que declara ex officio la nulidad de las Leyes por inconstitucionalidad.

Asimismo, respecto de tal proyecto político, revestido de constituyente y que poco a poco se extendió por otros países del continente como Bolivia y Ecuador, Brewer-Carías resaltó la complicidad de un grupo de asesores españoles, promotores de lo que se dio en llamar el “Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano”.

Sobre este señalamiento, el profesor López-Guerra en primer lugar refirió que no es nueva la colaboración de constitucionalistas españoles en América Latina, e incluso en otras partes del mundo, debido al impacto de la Constitución española de 1978, la cual permitió un tránsito pacífico y consensuado de la dictadura a la democracia, y privilegia los derechos humanos. En este sentido, hizo notar las semejanzas entre España y países latinoamericanos que salían de dictaduras, como Argentina y Brasil.

El profesor español destacó que la referida Constitución de 1978 influyó en los textos fundamentales de los países centroamericanos o de Colombia en 1991, donde él mismo colaboró como asesor. También recordó su participación en los procesos constituyentes de Europa del Este, específicamente los de Albania y Ucrania.

En segundo lugar, catalogó al grupo de asesores aludidos por Brewer-Carías, como parte de un “constitucionalismo crítico” en España, que tiene como características propugnar la democracia participativa, los derechos sociales –aunque luego sea materialmente imposible satisfacerlos–, y lo que denominó “democracia identitaria”, en la cual el pueblo hace la constitución y puede constituirse como un poder paralelo a las asambleas legislativas.

En todo caso, dudó del poder de influencia de los expertos extranjeros, cuando participan como asesores en la elaboración de las constituciones.

Por su parte, el estudioso venezolano precisó que los españoles no participaron en la redacción del texto constitucional venezolano –más allá de la mención a “leyes de bases” propias del constitucionalismo español, que se coló en la redacción del artículo 165–, sino en la concepción de una “técnica de asalto al poder a través del mecanismo de la asamblea constituyente”.

Sobre el particular, refirió el hallazgo de una tesis de grado presentada en España y las grandes dificultades que enfrentó para acceder a ella, superadas gracias a la acción interpuesta con tal propósito. Todo ello sirvió de base para escribir el libro: La justicia constitucional, la demolición del Estado democrático en Venezuela en nombre de un “Nuevo constitucionalismo”, y una tesis “secreta” de doctorado en la Universidad de Zaragoza (Editorial Jurídica Venezolana Internacional, Panamá 2018).

Para finalizar, estimulados por las preguntas del público –en el que se encontraban el profesor Tomás Páez Bravo y el periodista Juan Carlos Zapata–, los conferencistas opinaron sobre la utilidad de las asambleas constituyentes y la convulsionada América Latina.

Luis López-Guerra concluyó que las constituciones no son buenas o malas per se, y citó el ejemplo de la Constitución francesa de 1958 –surgida bajo la sombra del general Charles de Gaulle–, que en su momento fue cuestionada por autoritaria y, sin embargo, permitió acceder al poder a socialistas como François Mitterrand o François Hollande.

Finalmente, Allan Brewer-Carías cerró su intervención indicando que no todas las constituyentes son malas, siempre que supongan un pacto entre las distintas fuerzas políticas, como ocurrió en Colombia en 1991. A propósito del caso venezolano, opinó que los proyectos populistas han asaltado el poder a través de esta figura, con la intención de no dejarlo.

Desafortunadamente observó que, después de 1999, no hay partidos en Venezuela capaces de un pacto que, apoyándose en la Constitución de 1999, permita la recomposición del sistema político en el país, una vez superada la dictadura que actualmente padecemos.

La reunión celebrada en la Casa de América, fue reseñada al día siguiente por Juan Carlos Zapata, en su portal de noticias y opinión Konzapata. Bajo el título Brewer-Carías explica qué hay que hacer con la Constitución si hay cambio en Venezuela, resalta la opinión del jurista en el sentido que, en el supuesto planteado, el Texto Fundamental ha de aplicarse, en vez de modificarse (cfr. https://konzapata.com/noticia/72696/poderometro/brewer-carias-explica-que-hay-que-hacer-con-la-constitucion-si-hay-cambio-en-venezuela.html).

Por su parte Sergio Dahbar publicó, en la edición dominical de El Nacional, del 1 de diciembre, el ameno artículo Descubrir a Allan Brewer-Carías, en el cual realiza específicamente una aproximación biográfica de su autoría sobre el laborioso recorrido vital e intelectual del gran jurista y escritor venezolano de nuestro tiempo: Allan Brewer-Carías. Una vida (cfr. https://www.elnacional.com/papel-literario/descubrir-a-allan-brewer-carias/).