17 de noviembre de 2022

Las actividades de exploración en la industria de los hidrocarburos

Simón Herrera Celis

Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. Consultor en materia de energía

Introducción

La búsqueda de yacimientos de hidrocarburos es el primer eslabón en las actividades aguas arriba (“upstream”) en la industria del petróleo y del gas natural. Esta búsqueda no es otra cosa que la exploración, la cual tiene por objetivo el descubrimiento de yacimientos de hidrocarburos que permitan su producción comercial. Por lo demás, con una exploración exitosa se procura la obtención y reemplazo de las reservas que fundamenten las inversiones. Las reservas de hidrocarburos son esenciales y determinan el valor y el futuro de una empresa de hidrocarburos dedicada a su explotación. Las mismas deben ser calculadas anualmente con una tasa de reposición tomando en cuenta los volúmenes de petróleo y gas extraído, el gas inyectado y los cambios de reservas provenientes de descubrimientos de nuevos yacimientos o revisiones de los existentes.

En el mundo actual la exploración usualmente conlleva realizar inversiones significativas en la ejecución de proyectos de alto riesgo en aguas profundas y ultraprofundas, donde las operaciones son más desafiantes. Son las nuevas fronteras del petróleo y del gas natural. Además, las operaciones en alta mar suelen requerir más largos períodos de operación antes de que pueda iniciarse la producción comercial, lo que aumenta los riesgos operativos y financieros. El financiamiento de este tipo de proyectos es mucho más difícil de conseguir, particularmente el financiamiento de terceros por lo que se debe recurrir al financiamiento corporativo.

Aún en estos tiempos de transición energética no podemos subestimar la importancia de los hidrocarburos, cuya industria está gozando hoy en día de un inesperado repunte, al menos temporal, debido a la lamentable guerra que se libra en la Europa Oriental y el lento desarrollo de las energías alternativas y renovables. Ha pasado ya un largo período desde que la industria de los hidrocarburos logró su categorización como industria de gran escala, en el año 1859, época en la que Edwin Laurentine aplicara en Pensilvania, Estados Unidos, novedosas técnicas de perforación de pozos que en sus bases fundamentales perduran hasta hoy, a pesar de los adelantos tecnológicos. La industria petrolera venezolana, por su parte, alcanzará su reconocimiento mundial mucho más tarde, en 1922, hace nada menos que cien años, en Cabimas.

Es por tanto que consideramos relevante dar de seguidas un vistazo a las actividades de exploración de hidrocarburos y su tratamiento regulatorio en Venezuela, no sin dejar de advertir que éste es sólo un breve ensayo cuya pretensión no va más allá de trazar algunas ideas generales.

 

La clasificación de las actividades de exploración

A grandes rasgos las actividades de exploración se dividen en: el estudio del área prospectiva; la interpretación geofísica y geológica, y la perforación exploratoria. Para realizar este cúmulo de tareas de alta complejidad, las empresas de hidrocarburos exitosas tienen que contar además de con recursos financieros y tecnología de punta, con profesionales en geofísica y geología de primer nivel, altamente capacitados y con experiencia. Estos profesionales son a no dudarlo el eje central de estas empresas.

La geología de superficie es el estudio geológico de una zona determinada con el objetivo de seleccionar las áreas exploratorias más promisorias, en base a la información geológica. La evaluación de los resultados obtenidos de la exploración de la superficie, más aquella contentiva de mapas, fotos aéreas, imágenes satelitales, entre otros estudios, permite definir las áreas sobre las cuales se realizarán las prospecciones geofísicas. A su vez, los métodos geofísicos (gravimetría, magnetometría, geoquímica, geoeléctrica, termovisión, sísmica) son la forma más económica y de menor impacto ambiental para obtener información del subsuelo, a los fines de establecer la profundidad, extensión, naturaleza y estructura de las formaciones geológicas.

Una vez recabados los datos geológicos y geofísicos en las áreas prospectivas, se procede a su procesamiento e interpretación para determinar las eventuales ubicaciones de perforación de los pozos exploratorios, siendo la perforación la única forma de verificar la existencia de hidrocarburos. Estos pozos son estructuras físicas diseñadas y construidas por empresas especializadas, siendo su principal objetivo el de comprobar la presencia de hidrocarburos con la obtención de los datos geológicos tomados de los recortes, núcleos y registros en el subsuelo.

Ahora bien, la perforación implica altos riesgos, incluido el riesgo de pozos secos o la imposibilidad de encontrar cantidades suficientes de hidrocarburos para su producción comercial. Las operaciones de perforación también pueden fracasar como resultado de condiciones inesperadas, presión o heterogeneidades en las formaciones geológicas, explosiones o la falta de equipos, instalaciones y materiales adecuados, sobre todo en las operaciones costa afuera o en regiones geográficas de difícil acceso por temas logísticos o de otro orden.

 

Las actividades de exploración en la Ley Orgánica de Hidrocarburos

La Ley Orgánica de Hidrocarburos del año 2001 prevé que las actividades relativas a la exploración en busca de yacimientos de hidrocarburos líquidos y gas natural asociado, a la extracción de ellos en estado natural, a su recolección, transporte y almacenamientos iniciales, se denominan actividades primarias. Todas estas actividades son actividades aguas arriba, incluyendo la exploración, las cuales están reservadas al Estado venezolano por decisión del legislador, pudiendo ser ejecutadas por el Estado directamente, por empresas completamente de su propiedad o por empresas mixtas.

Dicha Ley no regula en forma alguna las actividades de exploración, así como tampoco establece los requisitos de los programas exploratorios. Los acuerdos de la Asamblea Nacional que hemos tenido oportunidad de revisar que autorizan la creación y funcionamiento de las empresas mixtas nada disponen sobre las actividades de exploración, más allá de aprobar su ejecución dentro de las llamadas actividades primarias.

En el siglo pasado se celebraron en Venezuela convenios de exploración a riesgo y ganancias compartidas en el marco de los convenios de asociación contemplados en la derogada Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos del año 1975. Al menos en uno de esos convenios hubo un descubrimiento comercial de crudo en el proyecto Corocoro en el Golfo de Paria, operado por ConocoPhillips, el cual fue sujeto en el año 2007 del proceso de conversión a empresa mixta entre sus socios PDVSA y ENI bajo la denominación social de PetroSucre. Los contratos de servicio aprobados conforme a la derogada Ley de Hidrocarburos del año 1967 también preveían actividades de exploración, así como las concesiones que les precedieron otorgadas por el Estado desde comienzos del siglo XX hasta los años cincuenta. Ciertamente, el país fue objeto de muy exitosas campañas de exploración de petróleo en tierra firme que llevaron a convertirlo en una potencia energética global.

 

Las actividades de exploración en la Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos

La Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos del año 1999 establece que las actividades de exploración en búsqueda de yacimientos de hidrocarburos gaseosos no asociados y la explotación de tales yacimientos, así como la recolección, almacenamiento y utilización tanto del gas natural no asociado proveniente de dicha explotación, como del gas que se produce asociado con el petróleo, pueden ser ejercidas por el Estado directamente o mediante entes de su propiedad o por personas privadas, con o sin la participación del Estado. Las actividades a ser realizadas por personas privadas, con o sin la participación del Estado, requieren de una licencia conferida por el Ministerio con competencia en materia de hidrocarburos. Cuando la licencia corresponda a un área caracterizada por recursos por descubrir, el titular de la licencia deberá cumplir con un programa mínimo exploratorio, dentro del plazo que señale la licencia, el cual no puede ser superior a cinco años. Como vemos, esta Ley contiene disposiciones en materia de exploración que no encontramos en la Ley Orgánica de Hidrocarburos.

El Reglamento de la Ley Orgánica de Hidrocarburos del año 2000 define los conceptos de programa mínimo exploratorio y programa adicional exploratorio. El programa mínimo exploratorio es un programa de cumplimiento obligatorio que debe estar contemplado en la licencia con un plazo de duración determinado. La mayoría de las licencias otorgadas a la fecha en los proyectos costa afuera prevé la perforación de al menos dos pozos exploratorios. El programa adicional exploratorio constituye un compromiso adicional del titular de la licencia después de culminado el programa mínimo exploratorio. También se permite que las actividades exploratorias no previstas en el programa mínimo exploratorio o en el programa adicional exploratorio sean ejecutadas durante la vigencia de la licencia, dentro del área geográfica sobre la cual mantenga derechos el titular de la licencia. Además, el titular de la licencia debe otorgar garantías de fiel cumplimiento emitidas a favor de la República y a satisfacción del Ministerio con competencia en materia de hidrocarburos, a los fines de garantizar la ejecución de tales  programas. En algunas licencias estas garantías tienen la forma de cartas de crédito bancarias. 

Según el mismo Reglamento, cuando el titular de la licencia realice un descubrimiento de gas natural no asociado deberá informarlo al Ministerio con competencia en materia de hidrocarburos, dentro de los siguientes treinta días calendario contados a partir de la finalización de las pruebas del pozo. A partir de esa notificación, el titular de la licencia dispondrá de noventa días calendario para presentar al Ministerio, un plan de evaluación para el respectivo descubrimiento que contenga la descripción del modelo geológico, del modelo de yacimiento y las correspondientes reservas. Luego de la culminación de ese plan de evaluación se debe someter a la consideración del Ministerio el plan de desarrollo y la declaratoria de comercialidad del campo.

 

Las oportunidades de exploración costa afuera

Para nadie es un secreto que Venezuela cuenta con áreas costa afuera de gran prospectividad, que requieren de cuantiosos recursos para su exploración, más allá de los importantes yacimientos de gas natural y petróleo descubiertos en la Plataforma Deltana, el Golfo de Paria y el Golfo de Venezuela. Desafortunadamente, las fronteras marítimas venezolanas son objeto de controversias tanto en el flanco occidental como el oriental.

El ejemplo más significativo es Guyana, que logró su independencia del Reino Unido hace menos de sesenta años. El vecino del Este sobre el cual existe una centenaria disputa sobre el Esequibo ha desarrollado a través del régimen concesionario con empresas multinacionales un muy exitoso programa de exploración y explotación de hidrocarburos costa afuera desde hace una década, con nuevas áreas que serán licitadas en el año 2023. De hecho, tenemos que tener presente que en Guyana se han realizado muy importantes hallazgos petrolíferos en el Bloque Stabroek que la han colocado en el mapa energético mundial desde el año 2015. Este bloque es operado por ExxonMobil, el cual actúa en un consorcio con sus socios Hess Corp. y CNOOC. La producción petrolera en esa zona marítima colindante con el Delta Amacuro en Venezuela a cargo de ese consorcio ha comenzado con mucho éxito y un horizonte promisorio para esa nación. Se cuestiona, sin embargo, si se trata de la misma zona en disputa en la fachada atlántica de Venezuela relacionada con el controvertido Laudo de 1899 y el Acuerdo de Ginebra de 1966. No por mera casualidad, Guyana solicitó hace cuatro años la resolución definitiva del conflicto territorial con Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, cuyo juicio apenas comienza. 

Lo cierto del caso es que Venezuela tiene excelentes potencialidades en áreas costa afuera, no sólo en sus fronteras marítimas con Colombia y Guyana. En este orden de ideas, cualquier programa de exploración en el país debería tener como norte aumentar las reservas de petróleo liviano y mediano, así como de gas natural, pues las reservas venezolanas tienen un altísimo componente de petróleo pesado y extrapesado, los cuales han sido catalogados como más contaminantes para el medio ambiente. Por ejemplo, el gas natural tiene un alto contenido calórico y bajas emisiones de CO2, y como tal es un recurso esencial en la senda hacia las energías renovables y alternativas. Por su parte, la explotación de estos crudos pesados y extrapesados ubicados principalmente en la Faja del Orinoco ya no es del interés de muchas empresas multinacionales que buscan tener un portafolio de hidrocarburos más limpios dentro de sus planes de transición energética. Al menos eso alegaron las empresas TotalEnergies y Equinor para justificar su reciente retiro de la empresa mixta PetroCedeño, entre otras razones.

 

Conclusiones

La exploración de hidrocarburos responde a la lógica de reemplazar o aumentar las reservas de una empresa, bien sea privada o estatal. Sin exploración la mayoría de estas empresas van en camino a agotar sus reservas, a menos que se dediquen a adquirir empresas que las tengan. Los más recientes estudios concluyen que la oferta energética mundial seguirá proviniendo mayoritariamente del petróleo y del gas natural, a pesar del posicionamiento de las energías alternativas y renovables. Los prospectos más prometedores de hidrocarburos a nivel global se encuentran en aguas profundas y ultra profundas donde los costos y las complejidades operacionales son mayores y requieren el uso de equipos y tecnologías cada vez más avanzados.

Ahora bien, las inversiones en actividades de exploración han estado disminuyendo en los últimos años a nivel mundial, ya que las empresas de hidrocarburos buscan limitar el riesgo centrándose en los principales activos de producción y regiones con una producción asegurada, en medio de las diversas presiones de distintos sectores políticos y sociales que conminan al uso de energías alternativas y renovables. Está por verse si esta tendencia se consolidará si en definitiva la comunidad internacional decide disminuir las inversiones en la producción de combustibles fósiles, y en este sentido, cuál será el papel que jugarán los crudos pesados y extrapesados sobre los cuales Venezuela fundamentó sus planes de inversiones en la industria de los hidrocarburos en las últimas décadas.

La transición energética tiene sus propias dificultades y países como Venezuela necesitan de los ingresos provenientes de la explotación de sus hidrocarburos. Adicionalmente, los grandes emisores de gases de efecto invernadero son los países industrializados, más las naciones de gran población y potencial de crecimiento económico como la India, y no los países en vías de desarrollo como Venezuela. En cualquier caso, los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París están allí y el mundo debe definitivamente encaminarse a reducir su consumo de combustibles fósiles en forma progresiva y sostenible, a pesar de la incertidumbre que ha traído la actual guerra europea sobre el futuro de la industria energética mundial.

Para finalizar debemos destacar que tanto la Ley Orgánica de Hidrocarburos como la Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos reconocen la transcendencia de las actividades de exploración, si bien esto ha sido así desde las primeras Leyes en la materia. Su ejecución está reservada a entidades determinadas y requiere de aprobaciones previas de orden legislativo y administrativo, según las especificaciones expuestas en este ensayo. Y a pesar de ser una industria longeva, Venezuela tiene todavía una amplia frontera marítima con áreas prospectivas de alto potencial en la que puede llevar adelante sus actividades de exploración. Si el país pretende ser una potencia mundial energética en la primera mitad de siglo XXI como lo fue en el siglo XX, tendrá que retomar la exploración en búsqueda de petróleo liviano, mediano y gas natural y explotar los yacimientos existentes, a la par de resolver sus disputas territoriales con sus vecinos. Por tanto, está claro que hay mucho por hacer en el corto plazo y muchas oportunidades en el negocio de los hidrocarburos.

 

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